…Y sobreviví. Tuve suerte, comparada con según qué situaciones, pero eso no implica que no se dieran demasiadas cosas por hecho y que yo acabara aceptándolas como naturales. Estas son mis reflexiones ‘a toro pasado’
Tras varias semanas sin hablaros de mi país de acogida este año, creo que ya toca seguir haciendo un repaso a esos detalles de la vida cotidiana que me siguen sorprendiendo. Vamos con el tercer capítulo
«Le habían dicho que antes de aterrizar comenzaría a aprender y así fue». Mi amiga Miriam escribió esto en una libreta que me regaló antes de venir a Irlanda. La libreta llevaba otro mensaje impreso: Que me quiten lo bailao
¿Qué hace una albaceteña con unas raíces demasiado arraigadas y con miedo a las grandes aventuras en Irlanda del Norte? De momento, adaptarse. Este es otro relato español de ese primer fin de semana como au pair
El lunes mi alarma no sonó, pero tampoco hizo falta. A las 8:40 los gritos de mi hostmum junto a los de los niños me despertaron desde la escalera. “Eh, chica, a las ocho y media tienes que estar lista”- me dice ella nada más verme la cara-. Y continúa: “Lleva al niño al aseo, coge tus llaves, vamos a conducir”.
Tres y cuarto de la tarde. El vuelo sale con retraso. Miro a mi alrededor buscando caras con rasgos españoles. Los detecto. Me propongo dormir un poco. Cuando abro los ojos, miro por la ventana y bajo las nubes veo verde, mucho verde. Estaba en Irlanda.