Pongamos que hablo de Madrid

Pensaréis que soy un plomo pero voy a ser machacona con este tema. Voy a seguir diseccionando la forma de hablar, escribir, etc. Hoy le toca a las pronunciaciones que se usan últimamente en las que perdemos o variamos muchas de nuestras terminaciones.

Begoña Hernández

¿Quién no se ha “topao” con alguien al que se le ha “escapao” algo que ha convertido en un “tinglao”? ¿Cuántas veces dejamos sin terminar las palabras cuyo final es –ado?, y no podemos achacarlo a las prisas porque da lo mismo decir pescado que “pescao”.

Mis amigas me tachan de pija porque digo palabras como comprado, mercado, cansado, forjado y un largo etcétera con la misma terminación. Pero, ¿a qué se debe esta moda de ir quitando consonantes a nuestras palabras? No lo entiendo, si consumen el mismo tiempo y suena mejor ¿por qué no hacer las cosas bien? La palabra es arte y si le añades música, comunicas mejor.

No hay peor ataque que oír a un político hablar de un pacto de “Estao” o del “Estao” Español; eso sí que es un atentado contra el idioma. ¡Ni siquiera pronuncian bien el nombre del Organismo para el que trabajan!, ¡tiene tela!

Por otra parte, no hay que ser de Valladolid para hablar bien, esto es algo que tenemos que hacer todos y cuando digo todos me refiero a maestros, profesores, catedráticos, locutores, periodistas, contertulios y políticos; personas en las que se fija el grueso de la sociedad pero… hablando de Valladolid, ¿qué hacemos con esa terminación? simplemente, la cambiamos y decimos “ValladoliZ”. ¿”ValladoliZ”?, ¿por qué?, Valladolid, Madrid suenan mucho mejor y es como se escriben y se pronuncian, nadie dice “verdaZ”,  “santidaZ” o “enfermedaZ”.  Creo que incluso es más difícil y tiene que ser corregido.

Con eso me quedo, reflexionemos y pronunciemos nuestras palabras, nombre propios, nombre comunes o lo que sea, tal y como se escribe y yo, soy de MADRID.

Otro día, más.

Imagen destacada: http://www.sagabe.es/poster-madriz-1985/

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