¿Cuál es el origen del turrón y de las uvas?

Los gimnasios se benefician de los excesos navideños y llenan su capacidad en un 75% más que a lo largo del año

Jose Manuel Sanrodri

Las fechas navideñas se caracterizan por esas comidas copiosas y en abundancia. Hace nada salió un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura que decía que los españoles tiraban unos 3,7 millones de kilos de alimentos diarios. Según este informe, sólo en 2015 se tiraron a la basura unos 1.326 millones entre comida sin procesar y preparada. Para estas fechas la fiebre del consumo se dispara y generamos un 75% de desperdicios de los cuales un 25% es comida que no se llega a consumir. Pero volviendo a lo que se come en estas fechas, además de los típicos langostinos que no faltan en ninguna mesa, tenemos las carnes asadas, pescados al horno, polvorones y turrones. Hay que destacar que el dulce navideño por excelencia tiene una denominación de origen alicantina, ya que los kilos de turrones que consumimos se fabrican sobre todo en Jijona, una tradición que se remonta al siglo XV donde ya se conocía este dulce en la corte del rey Carlos V. No obstante, hay documentos del siglo XI que hablan del “turun” como postre y que se remonta a la época donde los árabes poblaban la península ibérica. Las uvas, otro producto alicantino que se consume el último día del año en toda España, vienen de la Comarca del Vinalopó. La tradición de comer uvas tiene dos vertientes: de origen francés, que nos sitúa en el Madrid de 1882 donde la población acudía a la Puerta del Sol a comerse las uvas al son de las campanadas. Con ello lo que querían era ironizar las costumbres de la clase burguesa, que tomaba las uvas con champán. La otra ramificación surge en 1909 debido a un exceso de producción de uva embolsada, donde los agricultores tuvieron la ocurrencia de asociar el consumo de uva a la entrada del año.

Pero, ¿en qué día termina el alocado consumo navideño? Algunos dirían que con la entrada del año, pero otros, se aventurarían a decir que hasta enero, en el momento exacto que nos comemos el roscón de reyes, hasta esos días no pararemos de comer en exceso.

El trastorno postnavideño

La exageración de comida que se pone en la mesa por Navidad y Nochebuena y sus días adyacentes es un despropósito que al final nos hace sentirnos culpables por engullir tanto. Los kilos de suministros se han acumulado en nuestros cuerpos en forma de grasa no deseada y, aunque todavía falten seis meses para el verano, hay que quemar todo lo que se ha acumulado. Los gimnasios para enero son un hervidero de personas, ya que el propósito saludable que se marca la gente con la entrada del año es el de disminuir los excesos navideños. Pero, para los siguientes meses se reduce el número de individuos porque sus motivaciones también decrecen. Por esta razón los gimnasios en enero ofrecen sus paquetes navideños e incluso los hay que ofrecen sus rebajas para captar más clientes. Se calcula que una media del 75% de público que acude a un gimnasio lo hace por estas fechas. Y es que, hasta que no recogemos la última bola de color del árbol de navidad, no dejamos de fustigarnos con el esfuerzo que habíamos realizado durante el año para llegado el momento navideño romperlo de golpe y hacernos coger esos kilos indeseables. No obstante, no hay que obsesionarse con los aumentos de peso y hay que disfrutar más de la vida, porque aunque sean fechas de consumismo, como ya se mencionaba en un articulo anterior, también son días de reunión y de estar con los seres que más quieres.

Imagen destacada:  Josep Manel Sánchez